
Muchas veces me he preguntado si existe un “camino de los caballos” en el sentido filosófico o místico que podríamos atribuirle. Aún hoy tengo de la sensación de que cualquier tarea, estudio, actividad, que nace de nuestro interés más profundo, es para muchos de nosotros un camino de búsqueda de sentido y comprensión de nuestra propia existencia y el mundo que nos rodea -donde algunos eligen el arte o la filosofía y otros los caballos, los vínculos, etc. Pero, probablemente bajo este paradigma en que vivimos, (el de la dominación), cualquier senda que tomemos en dirección al cuestionamiento de los valores y la deconstrucción de nuestro hacer, es en esencia un desafío a todo lo que hemos aprendido sobre las relaciones con los seres de nuestra especie y los de otras.
Carta abierta a un maestro de caballos
Estimado, agradezco tus palabras y resueno con tu búsqueda y anhelo. Si has pasado por todo lo que ser un domador o entrenador de caballos implica, y has llegado hasta aquí a cuestionartelo, probablemente el trabajo con los caballos se haya vuelto un camino personal de crecimiento y comprensión de ti mismo y las relaciones.
Históricamente el caballo representa mucho en nuestra cultura, tal vez porque involucra un momento clave en el desarrollo de nuestra manera de vincularnos con los animales. Pareciera que hay, desde hace milenios, dos principales intereses en nuestra cultura al respecto de ellos (los demás animales). Digo, por lo general, nos suele interesar poseerlos por lo que son, o por lo que hacen, y esto es así desde que comenzamos a abandonar las culturas de coexistencia con ellos, para terminar moviéndonos hacia la cultura de apropiación. La cría de ganado pequeño, aves, peces, mascotas, su confinamiento y cuidado, fue tal vez, un largo período de manejo y control incipiente de animales pequeños y de porte medio, para su consumo.
Cuando nuestros antepasados domesticadores se encontraron con la posibilidad que ofrecían los équidos, algunos paquidermos y camélidos, hubieron de desarrollar técnicas de control de la voluntad, y modelos de sometimiento más sofisticados de que los que habían requerido los cánidos u otras mascotas pequeñas
Nace ahí, el protoeducador, una figura y una profesión construida en el arte del control, el dominio, el sometimiento, la manipulación, la imposición de voluntades, la obediencia de los demás…
El esclavista, el educador y el tirano se nutren de estos primeros gestos de un modo de vida, por decirlo de manera amable, la de quien como profesión, está avocado en el rol de «construir el comportamiento deseado” en otros seres, (casi siempre en contra de su voluntad). Pensarás que exagero o que» extremiso» al colocar al educador junto al tratante de esclavos o al tirano, que mi comparación es insostenible… pero, piénsalo detenidamente. No es sólo el anhelo de obediencia compartido por todos ellos (nosotros), hay además vocación de formar, de dar forma al otro, como si el desarrollo -fuerza intrínseca y natural común a cada uno de nosotros-, no fuera suficiente.
Elegir educar caballos representa, de alguna manera, un deseo de control que en algún momento tiene que ser cuestionado.
Entonces ¿a dónde nos llevaría seguir en el camino de la educación, si no deseamos, ya, actuar asertivamente sobre el comportamiento de los demás?
La pregunta en sí ya cuestiona las bases del educativismo en nuestra cultura. La respuesta, incluso puede afectar nuestro modo de ver la crianza, y en particular a mí me hizo descubrir lo equivocados que estamos en nuestro conocimiento sobre la naturaleza de los caballos y sobre la naturaleza humana.
¿Cuál sería mi rol al respecto? Esa es una de las preguntas más interesantes que se me presentaron en este camino.
La efectividad transformadora de la respuesta o, por decirlo de alguna manera, el resultado depende de hasta dónde estemos dispuestos a preguntarnos y a cuestionarnos el esquema de la dominación en el que vivimos.
Con sincero anhelo de que estas palabras te hagan sentido para la búsqueda de tu camino, te saluda.
David
Viernes 1 de mayo de 2020, Arturo Segui. Bs As