la Muerte está en mis ojos , hoy

con Ayun

Salve vita, morituri te salutant

La vida pulsa por mantener su equilibrio interno en diálogo con lo externo, a veces forzando los mecanismos que la sostienen en un firme y poderoso intento de seguir adelante, de sobrevivir.

La muerte nos encuentra en cualquier momento del recorrido pero nada de esto está fuera del ciclo vital.

Cuanto más conectados estamos a nuestra animalidad más información directa recibimos los seres humanos, sobre los procesos vitales desde un sentir consonante con ellos.

Mi estado actual de hombre civilizado entra en conflicto con las sensaciones que me producen el sufrimiento y el fin de la vida. La muerte de Ayun me duele en las entrañas, pero intento en estos momentos sentir de tal manera con mi cuerpo y mi mente, que me permita acompañar los procesos sin desconectarme.

La muerte siempre se lleva esta maravilla, este milagro que es la vida. Yo quiero entender desde esta sensación de conexión con el mundo natural, que es en definitiva un maravilloso ciclo que ocurre, y solo es posible a partir de la muerte. La muerte cumple una función vital en la vida.

A veces nos cuesta entender la razón (la función). En este caso esperamos que los ciclos sean los que hemos determinado desde el orden mental de nuestro conocimiento. Asignamos en relación a los cuerpos que conocemos un tiempo de vida ( expectativa de vida que pretendemos se cumpla). ¿Por qué? Si en la naturaleza no es así. Es cierto que la mariposa vive una semana y el elefante cien años, pero no siempre, y eso no es una regla absoluta del mundo natural, sino la contraria. La expectativa es que los cuerpos alimenten otros cuerpos, también.

Justo ayer encontré una mariposa muerta, el invierno o el frio determinó su muerte, pero hay otras mariposas blancas pasando, ahora, frente a mí. Pienso en estos lapsos de vida efímeros, para nosotros…la libélula que se posa frente a mí en ese palo, seis mariposas que revolotean por aquí, el ratón que se escabulle en la hierba y escucha como yo el aleteo del pájaro. La vida se expresa en lapsos que tienen su propia consonancia y su propio sentido. A veces uno quiere que un potrillo viva treinta años. No todos los potrillos viven treinta años, muchos alimentan a los lobos y a sus cachorros para que estos vivan diez o veinte años y algunos alimentan a otros seres.
Creo que es eso. Es esa lógica determinista, que prefiere negar las expectativas de muerte, lo que se presenta para reflexionar hoy, a partir de mis experiencias. Las expectativas de control sobre la muerte y la enfermedad de hombre civilizado, han interferido en la percepción y mi conocimiento sobre el funcionamiento del mundo biológico de modo proyectivo y no perceptivo.

Si reconocemos el vivir como un ciclo único, salutar nacimiento y muerte es una manera, que hemos encontrado desde la antigüedad, para la aceptación y comprensión de los parámetros biológicos desde nuestra conciencia de los mismos. Desde esta misma conciencia hemos descubierto una cierta coherencia rítmica temporal, que es atravesada por su funcionamiento -o más bien por uno de los aspectos inmutables del mundo biológico- que es ( o indica) que en un gran porcentaje la vida vive de vidas. Es, en este sentido también, frágil equilibrio con un intenso diálogo entre el individuo y su nicho, entre el ser y su entorno.

Nosotros esperamos que la mariposa viva un corto lapso y la ballena varios lustros, pero el mundo biológico tiene otras prioridades y su devenir fluye, por lo general, en las posibilidades de la trama tejida hasta ahora por su propia evolución. Volviendo al tema de los seres sólo hay una regla todo lo que vive, muere.

¿Cuándo? Cómo? dónde? Porqué? Tarde o temprano?

Preguntas que a la flor o a la mariposa no le hacen sentido. En este momento, tal vez por el dolor, o quizás por re conectar con alguna parte de esa animalidad en mí, esas preguntas han quedado relegadas a segundo plano. Pero de todas maneras siento desde mi conciencia humana del vivir y la sensibilidad que me atraviesa, que me hace sentido la idea de una vida humana que festeja la existencia, honrando el ciclo completo de nacimiento y muerte.

«Llevo hoy, la muerte mis ojos como la fragancia del mirto,
como estar sentado bajo la vela de un bote, en un día con fuertes brisas.
como el olor a nenúfares,
como encontrarse al borde del estado de ebriedad.

La muerte se halla hoy en mis ojos,
como un enfermo que recobra su salud e integridad,
como salir a caminar nuevamente después de la enfermedad.

La muerte está en mis ojos hoy como los cielos que se desvelan a sí mismos,
como alguien que accede, de pronto, a eso que ignoraba.
como el deseo de un hombre de ver su hogar luego de años de cautiverio.»

Antiguo poema egipcio de Muerte y Resurrección ( versión y traducción mia)

David @esilenciodeloscaballos

Si el Humano supiera, y el Caballo también.

ph Eugenia Spotto

Aclaración: Lo que voy a explicar a continuación puede ser aplicado a todo tipo de seres animales, tanto humanos como no humanos, así que siéntanse libres de intercambiar la palabra caballo por niño, perro, mujer y otras victimas de vínculos opresivos naturalizados en el régimen del patriarcado.

Síndrome postraumático de las inequidades de poder en el contexto de la vulnerabilidad vincular

En varias ocasiones les he llamado la atención sobre el estado llamado indefensión aprendida (learned helplesness) en los caballos. Este estado no es la excepción sino la norma, en los caballos que tienen relación con los humamos, pues todo los tipos de manejos que hacemos de ellos lo generan en distintos grados y con distintas intenciones*. Esta situación que pasó desapercibida para las personas de caballos, quienes en su desconocimiento se inventaban fábulas sobre cómo sus caballos disfrutan de ser usados y montados (pensando que es porque somos “tan buenos jinetes o entrenadores”, etc, etc), se ve, a veces, escondida bajo otra condición.
Esta condicion en los caballos, de la que les voy a hablar a continuación, es producida por la vida que los estos animales suelen llevar en su cautiverio (o semi cautiverio, pues no me refiero aquí solo a los que viven encerrados, sino a quienes no viven naturalmente o tienen relaciones vinculares de captividad con los humanos). La condición a la que me refiero es un estado de aceptación/simpatía/gratitud inducida, conocida en los humanos como el Síndrome de Stokolmo.

Este estado o síndrome se suele desarrollar en las victimas de una o varías situaciones traumáticas relacionadas al cautiverio y es observable en el contexto de la amenaza de muerte o supervivencia, el poder indiscutible del victimario y ciertos gestos de perdón/simpatía de parte de este último, que pueden generar en la víctima una especie de gratitud y «feliz aceptación» del vínculo con su opresor.

Si bien varía de caso en caso y ha sido estudiado en los humanos, principalmente y en la mayoría de los casos, se produce bajo la siguiente condición descripta aquí: «La amenaza percibida para la supervivencia, la creencia de que el captor está dispuesto a acabar con la vida del secuestrado, la percepción, en el cautiverio, de alguna pequeña bondad por parte del secuestrador dentro de un contexto de terror, el aislamiento, y el convencimiento de que es imposible escapar podrían explicar este síndrome. También debe considerarse una reacción que no es exclusivamente humana, y que puede observarse en otras especies, como respuesta universal a una amenaza ineludible para la supervivencia. 

Reacciones paradójicas de afecto de las víctimas hacía sus opresores, como las ocurridas en algunos secuestros, han sido observadas en muchas especies de mamíferos, especialmente primates. Las conductas de apaciguamiento, como las mostradas por algunas víctimas de secuestros, son la defensa más relevante de los mamíferos, porque la sumisión puede favorecer la supervivencia genética”.

Ahora bien, tanto el estado de indefensión aprendida, como el aquí descripto, suelen ser postraumáticos y tener diferentes modos y grados de expresión en los individuos.

Los traumas y sus secuelas son fáciles de reconocer las veces, pero no siempre, ni en todos los casos y especies, sobre todo si no se han estudiado demasiado en algunas de ellas.
Hoy, gracias a la psicología transespecie, las neurociencias, la etología cognitiva, y otras disciplinas recientes a las que podemos recurrir, no es tan difícil para algunos entender este problema. Aun así, ese estado no es -por decirlo de alguna manera- “fácilmente reconocible” para quien lo padece, y siendo un animal el sujeto traumatizado, no lo expresará de la manera común en los humanos, ni se pondrá reflexivo sobre sus comportamientos. Por esto queda en nosotros la posibilidad de detectar este conjunto de comportamientos anormales ( ej: perros “agradecidos” y caballos “agradecidos” y colaboradores”)

Los caballos en su necesidad de «armonía social», restauración vincular, sincronía corporal y otras características de su naturaleza evolutiva, son extremadamente susceptibles a estos estados. Por lo general hasta ahora suelen ser confundidos con aceptación, voluntad, consenso, felicidad, amor, simpatía y toda la serie de intenciones y sentimientos que los humanos a cargo solemos atribuir a nuestros animales -sobre todo por quienes nunca han convivido con caballos sanos o desconocen la naturaleza de estos seres..etc (digo etcétera y) no quiero dejar fuera a «los profesionales o especialistas», quiénes desde su soberbia o mala fe, mienten descaradamente sobre la razón por la que un caballo hace tal o cual cosa.

¿Cómo reconoceremos esos estados postraumáticos en «nuestros» caballos? La respuesta es simple.

En principio, cuando podamos aceptar -que los caballos no nacieron para ser montados y por ende- el daño que les producimos no sólo en ese aspecto, sino también en su falta de libertad durante la coexistencia con nosotros.

David Castro
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*Tal es así, que un caballo nunca permitiría que lo montes si no está en ese estado -en el cual ha aprendido a que aunque le haces continuo daño durante las sesiones, no podrá nunca evadirse y resistir será siempre peor.

Referencias

Stockholm syndrome in Mexican women victims of intimate partner violence. Lucía-Ester Rizo-Martínez, Lizeth Dueñas-Moreno y Felipe Santoyo-Telles. Universidad de Guadalajara, Ciudad Guzmán, Jalisco, México

Es utopía o es libertad?

P: En tus últimos artículos veo que muchas veces haces una correlación, cuando hablas de educar, entre niños, caballos, animales ¿A qué le llamas aprendizaje liberado, ya no hablas más de Educación?

David: Es cierto, mis investigaciones a este respecto me hicieron encontrar que hay un patrón que se repite en la crianza de nuestros niños y la de los animales que domesticamos, y viceversa. Yo considero que, ya sean caballos o niños, los seres necesitan aprender en libertad

P: Pero, los caballos no están libres, salvo uno pocos silvestres, la mayoría viven con los humanos y dependen de estos, ¿cómo sería posible esa libertad de la que hablas?

David: Bueno, creo que, culturalmente, podemos ir ya liberando a los animales… a todos ellos.
Como dije en el libro, probablemente sea un proceso largo, pues realmente los caballos no solo están cautivos, sino que muchos viven en un estado de cierta “dependencia logística”. Pero eso no quiere decir que no puedan estar libres e interaccionar con nosotros desde esa libertad, o que para ello debamos sólo observarlos con largavistas

P: ¿entonces?..

David: Podemos transformar su situación actual, cada persona puede hacerlo desde su propia relación. Por ejemplo.

P: Y, ¿cómo comenzarías esa transformación?

David: En principio deberíamos satisfacer las necesidades de los animales que hemos domesticado y por alguna razón mantenemos cautivos de manera respetuosa sin imponerles condiciones- Ocuparnos de ellos sin pedir o esperar nada a cambio: ni que nos obedezcan, ni que nos sirvan o que nos permitan usarlos porque les damos alimento y refugio, ni que nos amen. Los animales dependientes cautivos no eligieron venir a vivir con nosotros para servirnos. Cuando nuestra manera de vincularnos se despoja de todo tipo de vínculo transaccional, manipulador o coercitivo, cualquier animal -llámese caballo, perro, gato, o niño-, recibe de esta manera la oportunidad o el ambiente necesario para desarrollar esa «confianza», que le permita expresarse de manera auténtica y ser el mismo (cuando se le brindan las condiciones).
Si, a ese ambiente de cuidado del otro, agregamos la ausencia de entrenamiento, de manipulación afectiva y de coerción, empoderando además, el desarrollo de las nociones (de sí mismo y del vínculo) que lo reafirman como ser autárquico y libre (con derecho a la libertad), es casi seguro que todo el panorama cambie y se convierta en un modo de coexistencia respetuoso de las libertades de esos seres que están a nuestro cuidado. A eso se le puede llamar libertad, o respeto o amor si se quiere. Ren Hurst dice , por ejemplo «El amor no es transaccional. En una relación amorosa de tutor / dependiente, la aprobación, la comida y el contacto son necesidades básicas no negociables y deben ofrecerse sin expectativas.»

P: ¿y luego?

David: Bueno. Luego recién ahí, podemos comenzar a hablar de aprender juntos en libertad. De otra manera, siempre estaremos creando condiciones para que se genere algún grado de indefensión aprendida o algún tipo de manipulación emocional, porque los animales (incluidos los niños) son extremadamente perceptivos y en su necesidad de aceptación o supervivencia se terminarán adaptando a las condiciones que les ofrecemos, aunque estas sean, incluso, dañinas para ellos.

(continuará)

@elsilenciodeloscaballos

Pensar la tradición

A man rides a horse through the flames during the «Luminarias» annual religious celebration on the eve of Saint Anthony’s day, Picture taken January 16, 2016. REUTERS/Susana Vera TPX IMAGES OF THE DAY – RTX22PSH

Repetir y repetir

«No estamos condenados a los mismos errores y a las mismas rutinas. El tiempo no se repite. El tiempo es una aventura de la libertad».
Eduardo Galeano

Soy amante de lo tradicional, la manera en que se entretejen las culturas en la trama del tiempo. Si el arte tradicional exige el precio de una vida de esclavitud innecesaria (hoy día), ahí topa la ética con la estética de lo tradicional y lo costumbrista. Y ahí no tengo dudas. La ética es lo primero. Entiendo que el hombre siempre ha querido preservar sus tradiciones y bellas costumbres ya que estas forman también parte de la identidad colectiva e individual. África u oriente y otros lugares conservan tradiciones importantes y maravillosas, pero hay tradiciones y tradiciones. La ablación femenina, tradicional en muchos países*, es una práctica cultural que debe ser enterrada y condenada al olvido por más que provenga del patrimonio cultural de algunos pueblos. Lo mismo se puede decir de la tortura de animales en festividades tradicionales de occidente y américa, que provienen de un pasado ininteligible a la luz de nuestra comprensión de los animales actual.
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*Según la Organización Mundial de la Salud, más de 200 millones de personas han sufrido mutilación genital femenina, y aproximadamente 3 millones de niñas corren el riesgo de sufrir la espeluznante costumbre cada año.

Repeat and repeat

«We are not doomed to the same mistakes and the same routines. Time does not repeat itself. Time is an adventure of freedom.»
Eduardo Galeano

I am a lover of the traditional, the way in which cultures are interwoven in the plot of time. If traditional art demands the price of a life of unnecessary slavery (nowaday),then they collide ethics with aesthetics of the traditional and the traditions. And there I have no doubts. Ethics comes first. I understand that men has always wanted to preserve their traditions and beautiful customs, since these are also part of the collective and individual identity. Africa or the East and other places retain important and wonderful traditions, but there are traditions and traditions. Female ablation, traditional in many countries*, is a cultural practice that must be buried and condemned to oblivion even if it comes from the cultural heritage of some peoples. The same can be said of the torture of animals in traditional festivities of the West and America, which come from an unintelligible past in the light of our current understanding of animals.

David @elsilenciodeloscaballos

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*according to the World Health Organization, more than 200 million people have undergone female genital mutilation, and roughly 3 million girls are at risk of undergoing the grisly custom each year.

Actividades con caballos y el criterio Interdisciplinario

En el mundo de la hípica podemos escuchar personas que dicen que «la equitación es muy buena para los niños (o incluso para ciertas personas adultas con dificultades) pues levanta la autoestima, y refuerza la personalidad” etc, mientras que todos sabemos que golpear a un caballo con una fusta, y obligarlo a hacer cosas, no puede ser de ninguna manera generador de sentimientos positivos. Por supuesto que alentar a un niño le va levantar la autoestima, pero hacerlo cuando ejerce violencia hacia otros es alimentar la violencia, ¿cierto?. ¿Deseamos empoderarle para que sea quien o se convierta en qué tipo de persona?

Es algo extraño intentar mesclar la equitación y su violencia, con la educación o el apoyo psicológico a los niños y otras personas. Claro que también es muy extraño hacer, por ejemplo, un curso para empoderar o ayudar a las personas (hace poco hubo uno cerca de mi lugar que proponía empoderar a las mujeres) y utilizar caballos que no están empoderados, y que muchas veces ni siquiera se han recuperado de su vida anterior de sometimiento e indefensión ‒excepto que se los “utilice” como ejemplo de lo mal que puede un ser, llegar a estar, o que el trabajo de los participantes sea dedicarse a recuperar a los animales (psicofísicamente)‒.

Por lo general las disciplinas ecuestres pie a tierra no tienen nada de libertad y son puro entrenamiento, entonces, si estamos hablando de mesclar dos disciplinas, ¿qué ocurre en realidad?.
Tal vez volvemos a caer en la trampa que se ha generado por la gran falta de conocimiento sobre los caballos, que venimos acarreando desde siglos. Esto puede decirnos bastante sobre el conocimiento de los caballos que hay en esos cursos y en referencia a las personas que los dictan. Probablemente esa persona que intenta hacer algo interdisciplinario, con buena intención de ayudar a caballos y gente, tampoco empodera caballos o no sabe cómo hacerlo ‒ pues sus conocimientos vengan de la psicología o el coaching o de las disciplinas ecuestres.

El empoderamiento de caballos, aunque no lo llamaría una “disciplina” requiere de mucho conocimiento, respeto, delicadeza, tiempo, libertad…entre otras cosas. Es una tarea maravillosa y enriquecedora para la persona que acompaña al animal y, como en el caso de los humanos, requiere de mucho tiempo (en realidad, quizá más tiempo).

Por supuesto que estar con caballos es una tarea movilizadora para las personas. La transformación que uno vive ‒que entre otras cosas se traduce en aprender a dialogar con otro que está empoderado‒ es una experiencia bella y profunda, por esto es que, si el caballo no conoce la libertad o a pasado la vida en un estado de indefensión, es muy poca la posibilidad de que vivamos este “aprendizaje” ( Lógicamente, si alguien no conoce la libertad y nunca la tuvo, entonces no “sabe” y es poco lo que nos puede «enseñar» sobre esos temas).

El primer trabajo del humano, entonces, será devolverle la libertad, y respetarlo para que esta libertad no sea una que el caballo entienda como una especie de negociación. Traten de no engañarse, la aceptación del parecer del otro debe ser incondicional. Para él debe ser realmente una liberación, solo allí les será posible comenzar a ambos el camino real. Engaños y trucos ya tenemos en la publicidad y el mundo ecuestre está repleto de esas propuestas. Además si van a buscar “negociaciones” poco va a entender, el caballo, sobre un cambio real en su vida. Se trata de volver a la libertad sin condiciones, ni condicionamientos y ayudar al otro a tomar consciencia de ella.

David @elsilenciodeloscaballos

Domar, domesticar y dominar

En El Silencio de los Caballos hay una explicacón sobre domar, domesticar y amansar en referencia a los caballos y su exposición a estos procesos. Allí mencionó distintas significaciones que hemos ido dando, a esas palabras, quienes trabajamos domando y entrenando caballos y las contradiciones y falacias surgidas en estos intentos.
Sólo puedo agregar que el origen de la palabra Doma, fue discutida por la etóloga Lucy Rees, cuando ella intentó deshacer la relación etimológica de la palabra domar con dominar. Para ser precisos ella dijo «Doma viene de domus no de dominus«. Pero ambas palabras en su origen, etimología y uso están relacionados al control. Dominar viene del latín dominare que significa tener bajo su poder o control. Casualmente sus componentes son domus ( casa) – inus (sufijo: que significa relativo a).
Las palabras «Domo» o «domus«, por supuesto que guardan relación con el espacio. «Domi«, es la morada o espacio para morar, mientras que «foras» (es todo aquello que está más allá del umbral). Esto se refiere a que el espacio dentro de una ciudad o una casa, no tenían las mismas características en la antigüedad que los espacios de afuera (foras).
Las casas y la ciudades estaban bajo el control, la protección y poder de alguien en particular (hombres, dioses o ambos). Hasta el siglo XIX el término «tierra de nadie» se refería a aquellos otros «paraderos» más allá del espacio consagrado en las ciudades. Incluso en las historias populares antiguas podemos apreciar cómo los viajeros se refugian entrando en casas u otros espacios protegidos (alcanzando su «adentro») al ser perseguidos por espíritus malignos. Sólo el dueño de casa tiene el control en esos espacios. Una vez atravesada la puerta -el lugar en donde se levantó (portat) el arado que demarcaba las murallas que contendrían el espacio interno de la ciudad o vivienda- los viajeros podían estar a salvo (pero supeditados a la voluntad del domno o señor (dominus).
Lo que intento decir con todo esto es que «domo» (casa) y «dominus» (dominar) tienen raíces en el control, la posesión y el sometiemiento relacionados al espacio de habitar.

David @elsienciodeloscaballos


  • Bibliografía
  • El Silencio de los caballos (2015) David Castro
  • Le Vocabulaire des institutions indo-européennes. Émile Benveniste
  • El H2O y la aguas del olvido. ( 1989) Ivan Illch

Barreras

Es cierto que la realidad nos impone trabas, límites, escollos, barreras y distintas circunstancias que ponen en conflicto nuestros valores, nuestras capacidades, nuestros sueños o ideales. La sociedad y el sistema actual son esclavistas y opresores de sus propios integrantes así como de otras especies y culturas.
No somos libres, ¿porqué pretender la liberación de los caballos y otros animales?
Aun teniendo todo en contra, ¿dejaremos de pretender la nuestra? Dejaríamos de anhelar la «felicidad» o «libertad» de nuestros hijos, o de las futuras generaciones porque la vida está llena de escollos, limitaciones o sufrimiento?
¿No buscaríamos, acaso intentar a allanarles el camino (sobre todo cuando nosotros tenemos la capacidad y ellos aún no)?.

Cuando me refiero a “felicidad” o “libertad” respecto de los otros animales, no estoy hablando otra cosa qué darles la oportunidad de hacer sus propias vidas, si está a nuestro alcance, de devolverles la soberanía sobre sus tiempos, de su espacio, de sus cuerpos, de sus decisiones… y todo esto sin exigirles nada a cambio.

Soy consciente de que los caballos que viven conmigo en muchos sentidos son no libres y -como la mayoría de los caballos- llevan una vida que depende en gran medida de lo que yo pueda ofrecerles. Es en ese sentido que mi trabajo y mi relación se base en ver cómo puedo ofrecer eso que les fue arrebatado por la domesticación y las circunstancias de su historia personal.
Lamentablemente nuestra cultura nos pone en un lugar en donde las chances de hacer las cosas con ética nos terminan llevando, muchas veces hacia una vida a contrapelo o a contracultura. Debemos elegir si realmente queremos intentar alternativas y distintos modelos de coexistencia o convivencia con otros animales que viven en nuestra cultura (aún sabiendo que la tarea no es fácil) o nos conformarnos con los argumentos que justifiquen de buena manera, el penoso rol que nos convierte en sus carceleros.

David @elsilenciodeloscaballos

Romanticismo antropocéntrico

Ilustración del libro Y le susurré al caballo.  Artista Tamara Esposito 

Los interesados en conocer realmente a los caballos, aprender de ellos, relacionarse respetuosamente, no pueden menos que dejar de verlos en pos de sus propias necesidades, de sus sueños, de sus expectativas o anhelos. Detrás de esa bruma, de ese ruido se encuentra el caballo. Podría romantizar y decirles que está alli esperando a ser descubierto, listo para contactarnos o enseñarnos, pero ¿no estaría cayendo en una especie de antropocentrismo poético? Es cierto que muchos caballos tienen un alto grado de síndrome de estocolmo, cierto es que muchos seres se adaptan, se conforman o se someten. Pero en definitiva la realidad es que el caballo está ahí, resignándose a su suerte, invisibilizado por nuestros anhelos, nuestros intereses, nuestra incomprensión o egoísmo. Toda romantización en ese sentido, lo invisibiliza, al hacerlo objeto de nuestros anhelos de amistad, de crecimiento o sanación personal. Si hay un camino junto a los caballos es el de la liberación personal. Liberarnos de los anhelos, de las fantasías, despertar la mirada que ve al otro y actúa de tal manera que lo libera, lo empodera y dignifica. Es cuando estar junto a los caballos, te permite en todo caso dejar de ser parte del problema para convertirte en parte de la solución.

David @elsilenciodeloscaballos

 

La inteligencia domesticada

Durante los últimos siglos de la historia del homo domésticus, se ha intentado constatar de manera asertiva o científica la capacidad de los caballos ( y otros animales ) de pensar y de sentir de manera tal de encontrarla reflejada en el modo que lo hacemos los humanos. Esto dió como resultado un amplio abanico de respuestas sobre esa «humanidad» que buscábamos en los animales no humanos. Los animales no han dejado de «sorprendernos» y esto, creo se debe, no a sus capacidades, sino a nuestras barreras conceptuales – incluso más que perceptuales.
Paradójicamente con los mismos conceptos o parámetros de humanidad, que nos acompañan desde el nacimiento de la filosofía de Occidente, cada vez podemos apreciar más claramente que el hombre civilizado no es un gran exponente de las capacidades de inteligencia y sintiencia humanas, cuya existencia nos afanamos en afirmar o negar en el resto de los animales.
El cachorro que intenta morderse la cola, sería una imagen (algo demasiado simpática, probablemente) que desde una perspectiva distinta podría representar toda esta triste puja de valores y jerarquías que han modelado la filosofía y la ciencia de lo humano y lo animal, desde los inicios de la domesticación.

David @elsilenciodeloscaballos

#masanimalidad

Diálogos III

con Taksim
foto. Mariana Domic

«Algunas personas usan las palabras y conceptos de los que estoy hablando como una excusa para dominar, controlar o someter a caballo. Pero no tiene que ser así, existe la posibilidad de actuar y sentir de otro modo.

Se habla de comunicación con caballos, pero veo que el término es demasiado vago para expresar lo que deseo. Mi uso del término es más especifico pues me refiero a un diálogo entre dos seres. La posibilidad de comunicación – de libre diálogo – y respeto mutuo entre dos seres, excluye todo sometimiento, toda imposición, dominancia, engaño, control.

Lo importante de la comunicación cuando estamos con caballos es que se vuelve rápidamente imposible sin libertad.»

David @elsilenciodeloscaballos