la Muerte está en mis ojos , hoy

con Ayun

Salve vita, morituri te salutant

La vida pulsa por mantener su equilibrio interno en diálogo con lo externo, a veces forzando los mecanismos que la sostienen en un firme y poderoso intento de seguir adelante, de sobrevivir.

La muerte nos encuentra en cualquier momento del recorrido pero nada de esto está fuera del ciclo vital.

Cuanto más conectados estamos a nuestra animalidad más información directa recibimos los seres humanos, sobre los procesos vitales desde un sentir consonante con ellos.

Mi estado actual de hombre civilizado entra en conflicto con las sensaciones que me producen el sufrimiento y el fin de la vida. La muerte de Ayun me duele en las entrañas, pero intento en estos momentos sentir de tal manera con mi cuerpo y mi mente, que me permita acompañar los procesos sin desconectarme.

La muerte siempre se lleva esta maravilla, este milagro que es la vida. Yo quiero entender desde esta sensación de conexión con el mundo natural, que es en definitiva un maravilloso ciclo que ocurre, y solo es posible a partir de la muerte. La muerte cumple una función vital en la vida.

A veces nos cuesta entender la razón (la función). En este caso esperamos que los ciclos sean los que hemos determinado desde el orden mental de nuestro conocimiento. Asignamos en relación a los cuerpos que conocemos un tiempo de vida ( expectativa de vida que pretendemos se cumpla). ¿Por qué? Si en la naturaleza no es así. Es cierto que la mariposa vive una semana y el elefante cien años, pero no siempre, y eso no es una regla absoluta del mundo natural, sino la contraria. La expectativa es que los cuerpos alimenten otros cuerpos, también.

Justo ayer encontré una mariposa muerta, el invierno o el frio determinó su muerte, pero hay otras mariposas blancas pasando, ahora, frente a mí. Pienso en estos lapsos de vida efímeros, para nosotros…la libélula que se posa frente a mí en ese palo, seis mariposas que revolotean por aquí, el ratón que se escabulle en la hierba y escucha como yo el aleteo del pájaro. La vida se expresa en lapsos que tienen su propia consonancia y su propio sentido. A veces uno quiere que un potrillo viva treinta años. No todos los potrillos viven treinta años, muchos alimentan a los lobos y a sus cachorros para que estos vivan diez o veinte años y algunos alimentan a otros seres.
Creo que es eso. Es esa lógica determinista, que prefiere negar las expectativas de muerte, lo que se presenta para reflexionar hoy, a partir de mis experiencias. Las expectativas de control sobre la muerte y la enfermedad de hombre civilizado, han interferido en la percepción y mi conocimiento sobre el funcionamiento del mundo biológico de modo proyectivo y no perceptivo.

Si reconocemos el vivir como un ciclo único, salutar nacimiento y muerte es una manera, que hemos encontrado desde la antigüedad, para la aceptación y comprensión de los parámetros biológicos desde nuestra conciencia de los mismos. Desde esta misma conciencia hemos descubierto una cierta coherencia rítmica temporal, que es atravesada por su funcionamiento -o más bien por uno de los aspectos inmutables del mundo biológico- que es ( o indica) que en un gran porcentaje la vida vive de vidas. Es, en este sentido también, frágil equilibrio con un intenso diálogo entre el individuo y su nicho, entre el ser y su entorno.

Nosotros esperamos que la mariposa viva un corto lapso y la ballena varios lustros, pero el mundo biológico tiene otras prioridades y su devenir fluye, por lo general, en las posibilidades de la trama tejida hasta ahora por su propia evolución. Volviendo al tema de los seres sólo hay una regla todo lo que vive, muere.

¿Cuándo? Cómo? dónde? Porqué? Tarde o temprano?

Preguntas que a la flor o a la mariposa no le hacen sentido. En este momento, tal vez por el dolor, o quizás por re conectar con alguna parte de esa animalidad en mí, esas preguntas han quedado relegadas a segundo plano. Pero de todas maneras siento desde mi conciencia humana del vivir y la sensibilidad que me atraviesa, que me hace sentido la idea de una vida humana que festeja la existencia, honrando el ciclo completo de nacimiento y muerte.

«Llevo hoy, la muerte mis ojos como la fragancia del mirto,
como estar sentado bajo la vela de un bote, en un día con fuertes brisas.
como el olor a nenúfares,
como encontrarse al borde del estado de ebriedad.

La muerte se halla hoy en mis ojos,
como un enfermo que recobra su salud e integridad,
como salir a caminar nuevamente después de la enfermedad.

La muerte está en mis ojos hoy como los cielos que se desvelan a sí mismos,
como alguien que accede, de pronto, a eso que ignoraba.
como el deseo de un hombre de ver su hogar luego de años de cautiverio.»

Antiguo poema egipcio de Muerte y Resurrección ( versión y traducción mia)

David @esilenciodeloscaballos

Una respuesta a «la Muerte está en mis ojos , hoy»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *