«La lactancia en los caballos abarca un período que va desde el nacimiento hasta aproximadamente los dos años de edad. El acto de mamar no solo está relacionado a la alimentación, sino que viene íntimamente ligado a lo emocional, lo cognitivo, lo social, lo inmunológico, etc.; tanto a largo plazo como a corto plazo
En los primeros momentos luego del nacimiento, el contacto a través del olfato y la saliva despierta cambios en la madre y en su cría. Estos mismos, se relacionan por primera vez desde los sentidos, como también desde la producción endócrina.
En las yeguas, la oxitocina (hormona que afecta el sentido de la pertenencia y funciona en los mamíferos reforzando los lazos vinculares entre los individuos) está muy relacionada a la lactancia, es la que promueve un círculo virtuoso entre el amamantamiento, la inducción de esta y la producción de leche.
El momento de interrupción de la lactancia es único e individual, y asociado a la relación de cada individuo con su madre. Lo emocional es un ingrediente fundamental.
Ocurre en el marco de las relaciones culturales y vinculares, en coherencia con el desarrollo evolutivo de la especie y los factores que pueden afectar la vida del potro. Por lo general hay una profunda e intensa comunicación y diálogo entre esos factores en todo el ciclo biológico.
En el momento en que la retroalimentación deja de ocurrir, se produce naturalmente el destete, y este momento tiene que ver con el desarrollo físico, psíquico y emocional del potro, que a su vez comienza a generar otros vínculos de asociación con otros individuos de su grupo. Lo importante es que el vínculo madre-hijo va a permitirle desarrollarse psíquica y emocionalmente para su éxito en la próxima etapa, puesto que es ahí donde aprenderá los comportamientos sociales y desplegará sus capacidades al amparo familiar.»
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